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martes, 24 de marzo de 2009

esto dijo el papa cuando fue a Africa (realmente)

Yo diría lo contrario: pienso que la realidad más eficaz, más presente en el frente de la lucha contra el Sida, es precisamente la Iglesia católica con sus movimientos, con sus diversas realidades. Pienso en la Comunidad de San Egidio que hace tanto, visible e invisiblemente, en la lucha contra el Sida; en los Camilianos, en todas las religiosas que están a disposición de los enfermos... Diría que no se puede superar este problema del Sida sólo con eslóganes publicitarios. Si no existe el alma, si los africanos no se ayudan, no se puede resolver el flagelo con la distribución de profilácticos: al contrario, el riesgo es que aumente el problema. La solución puede encontrarse sólo en un doble compromiso: el primero, una humanización de la sexualidad, esto es, una renovación espiritual y humana que lleve consigo un nuevo modo de comportarse el uno con el otro; y segundo, una verdadera amistad también y sobre todo para las personas que sufren, la disponibilidad, incluso con sacrificios, con renuncias personales, a estar con los que sufren. Y estos son los factores que ayudan y que traen progresos visibles. Por ello diría esta doble fuerza nuestra de renovar al hombre interiormente, de dar fortaleza espiritual y humana para un comportamiento justo respecto al propio cuerpo y al del otro, y esta capacidad de sufrir con los que sufren, de permanecer presente en las situaciones de prueba. Me parece que ésta es la respuesta justa, y es lo que la Iglesia hace y así ofrece una contribución grandísima e importante. Damos las gracias a cuantos lo hacen.